martes, octubre 10, 2006

"Solas", un año de bienes

Hace tiempo un joven sevillano condensó lo negativo de la soledad y la incomunicación y lo esperanzador de la ternura y la bondad.

La historia, con una madre, una hija y un vecino como protagonistas, se convirtió en una de las cintas más valoradas del cine de español reciente y llega ahora a Madrid tras su gira por diferentes ciudades españolas.

Lola Herrera y Natalia Dicenta comparten con María Galiana y Ana Fernández la pasión por la interpretación y su maestría, aunque a la primera pareja cuenta con algo más que las hace diferentes: madre e hija en la vida real, fueron las elegidas para llevar a escena una desgarradora historia sobre los sentimientos que se van ocultando en lo más profundo del alma para no mostrar debilidad, para no sufrir, para sobrevivir.

Una adaptación que conserva la esencia de la cinta estrenada en 1999 y transmuta gracias al espíritu formal y estético del teatro: escenas cortas, transiciones rápidas a partir del juego con las luces y el sonido, siempre al servicio del relato y otorgando importancia a los silencios.
Al frente del montaje está José Carlos Plaza, el responsable de más de 50 producciones que lleva un año entregado a este trozo de vida, "un moderno poema sobre nosotros y nuestra soledad".
A lo largo de 26 estrofas, Solas cuenta muchas cosas con la crudeza del maltrato de la mujer como telón de fondo, pero el grito desgarrador puede convertirse en llanto pausado al vislumbrarse la esperanza y el amor: la gran ciudad, cada vez más despiadada, egoísta y deshumanizada, alberga pequeñas parcelas donde sus moradores ponen el freno al ritmo vertiginoso.

Con este texto catártico, "un viaje nutritivo y cómplice", las dos actrices se reencuentran sobre el escenario después de 12 años. En el recuerdo quedarán obras como Las amargas lágrimas de Petra von Kant, de Fassbinder, representada hace casi dos décadas, y la magistral pieza del Centro Andaluz de Teatro, Pentación, que sigue camino haciendo breves paradas desde que se estrenó en febrero de 2005 en el Teatro Central de Sevilla.

Herrera da vida a Rosa, una mujer que sufre en silencio los desprecios de su marido incluso cuando éste se encuentra hospitalizado en la ciudad. Interpretar este regalo le ha permitido a la vallisoletana de 70 años dar el difícil salto a donde tiene que estar, dejándose las canas, algo que a una actriz le cuesta mucho aceptar. Por su parte Dicenta afronta cada noche un proceso de transformación física y mental que no está siendo fácil: la actriz de La zapatera prodigiosa llevaba 7 años alejada de las tablas y regresa al medio poniendo a su personaje al límite, al borde del alcoholismo, y dando un cambio brusco cuando atisba un mejor horizonte al regresar a su vida su anciana madre y conocer a un solitario vecino, con quien entablará una relación basada en el afecto y la comprensión mutua.

Carlos Álvarez-Novoa es precisamente el único actor rescatado de la película, adaptada por Antonio Onetti (autor de los guiones de Padre Coraje, El Lobo y GAL). Ambos coinciden en lo atractivo que resulta ver a todo el reparto construyendo sus personajes a pesar de tener el referente cinematográfico tan anclado en sus memorias y en la de todos nosotros.

Es esa renovación de la puesta en escena emprendida por director y la interpretación de los actores la que otorga frescura a una historia vigente de por vida al condensar sentimientos universales.

Una pequeña joya para amantes del teatro directo que además del calor del público les ha valido 5 candidaturas a los Premios Max –las actrices aspiran a un galardón junto a Nuria Espert (La celestina)- y el reciente Fotogramas de Plata a la mejor actriz de teatro para la incombustible protagonista de Cinco horas con Mario.


Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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"Solas" hace un año.

Crítica: "Solas".

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