sábado, mayo 05, 2007

De padres a hijos

Gutiérrez-Caba, Goyanes, Flores, Bardem, Isbert, Guillén-Cuervo... Son apellidos que siempre hemos asociado al teatro y en muchos casos se han convertido en marca de calidad. Son las sagas familiares en el escenario.

La interpretación ha sido su mejor herencia y muchos de los que hoy se suben a las tablas tienen 4, 5 e incluso 6 generaciones a sus espaldas. Es el caso de los Gutiérrez-Caba. Julia y Emilio, se mantienen en la brecha después de perder en 1995 a su hermana Irene. También Gemma Cuervo y Fernando Guillén, padres de Cayetana y Fernando. Los Larrañaga-Merlo, María Luisa y Carlos (hermano de Amparo Rivelles), inculcaron el veneno del teatro en varios de sus hijos: Amparo, Luis y Pedro, dedicado a la producción y la gestión del madrileño Maravillas y casado con la actriz Maribel Verdú.

Indagando en los árboles genealógicos siempre encontramos curiosidades: pocos sabían que fuesen hermanos los actores Lola Dueñas (hija a su vez de Nicolás Dueñas) y Andrés Lima, también director de Animalario; otros creen que Adriana y Emma Ozores son hermanas, pero en realidad les une el parentesco de primas (hijas de José Luis y Antonio, respectivamente). Hay padres retirados de los escenarios, como Pepa Flores, cuya impronta artística se mantiene gracias a su prole: la actriz María Esteve y la cantante Celia Flores, hijas también del fallecido Antonio Gades.

Lola Flores y Antonio González, 'el Pescailla', iniciaron una saga. Desde que fueron presentados en sociedad, Lolita, Antonio y Rosario han alternado el teatro y el cine con la canción. La tercera generación de los Flores ya trabaja: ahí están Alba Flores, hija del malogrado Antonio, que después de debutar a las órdenes de Esteve Ferrer, participa en El sueño de una noche de verano, mientras su prima Lena Furiase ya ha rodado con su madre, Lolita, una serie de televisión.

Algo parecido con la sucesión artística de los Flores ocurre en casa de los Rabal: Asunción Balaguer y Francisco Rabal se casaron y tuvieron dos hijos, Benito y Teresa. Los dos se dedicaron al audiovisual y a la interpretación, dando una nueva generación de actores, como Candela y Liberto, que a día de hoy trabajan con su abuela. Y no son los únicos, ya que Bárbara Lluch ha compartido entarimado con su abuela Nuria Espert, madre a su vez de Nuria Moreno.

De Argentina se vino Cristina Rota embarazada de Nur Al Levi, musa de Fernando Colomo en El próximo Oriente y también en El sueño.... Venía con dos niños pequeños, Juan Diego y María. Son los Botto, herederos de una tradición teatral bonaerense y criados en la efervescencia cultural madrileña. Algo más mayorcitos llegaron Ernesto y Malena Alterio, instalados aquí cuando su padre Hector fue amenazado de muerte por la Triple A, grupo de ultraderecha cuyas siglas responden a la Alianza Anticomunista Argentina.

Padres e hijos no suelen subirse juntos a las tablas: son los casos de Juan José y Sergio Otegui (uno en Visitando al señor Green, el otro en Splendid´s), de Ana Belén y Marina San José (de gira con Móvil, de Miguel Narros), de Vicky Peña (En casa/En Kabul)y sus padres, Felipe Peña y Montserrat Carulla (Barcelona, mapa de sombras). Las excepciones vienen con los nombres de Manuel y Nuria Gallardo, padre e hija, y Ángela y Olivia Molina, que no ha actuado con sus tíos Miguel y Mónica, entregada a la música. Juntas interpretaron El graduado, al igual que recorrieron España con Solas Lola Herrera y Natalia Dicenta, hija del fallecido Daniel Dicenta.

Texto escrito por
Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

viernes, mayo 04, 2007

Madrid, ¿capital del musical?

Hace años que la Gran Vía dejó de ser mera sucursal de Broadway o del West End londinense para convertirse en escaparate del género, con gangas y alguna que otra pieza de alta costura.

La moda se convirtió en costumbre en muy poco tiempo. Hace una década era casi impensable levantar un espectáculo de estas características, ya que faltaba lo principal, el entramado: muy pocos intérpretes se habían especializado en teatro musical y nadie en su sano juicio arriesgaba en inversiones desmedidas.

Quienes se atrevían sabían que rentabilizar una producción así era cosa de años. Los primeros en colgar el cartel de ‘no hay entradas’ fueron El fantasma de la Ópera y La Bella y la bestia, sin olvidar montajes de factura nacional como El hombre de la Mancha, con José Sacristán y nuestra Julie Andrews castiza, Paloma San Basilio, entregada a este género (My fair lady, Víctor o Victoria).

Agencias de viajes de todo el país empezaron a ofertar paquetes turísticos con un producto básico: un par de entradas a cualquiera de estos montajes. De todo el país llegaron a Madrid los que conocían al dedillo las letras de Cats y Chicago y aficionados a Mecano lo siguen haciendo para disfrutar de los más de los 200 minutos de Hoy no me puedo levantar, la obra más veterana en cartel.

Hay títulos que no han calado hondo y por eso han hecho sólo una temporada, y ya es un triunfo en muchos casos. Recordamos el ejemplo de Fama o los escasos 9 meses que se mantuvo en 2003 We will rock you, sobre el mítico grupo Queen. A veces, como ha ocurrido con éste, se les concede una segunda oportunidad, apoyada en una mejor gestión o un cambio de reparto, cosa que no harán con Los Productores, presentado como la gran promesa de la temporada en el Coliseum.

Los errores vienen de producciones nefastas que acaparan el escaso hueco habilitado para este tipo de espectáculos. Fue el caso de Casa de locos, un desmedido y pretencioso alegato contra la violencia de género, propuestas interesantes con escaso apoyo (Tarantos) y otras mal concebidas, como Judas, el musical. Y ya que andamos por lares bíblicos, el 20 de septiembre se estrena una nueva versión de un musical que revolucionó la escena española hace tres décadas. Jesucristo Superstar subirá el telón del Lope de Vega, que durante tres temporadas ha acogido Mamma Mía! con las canciones de Abba.

La legendaria ópera-rock popularizada por Camilo Sesto, Teddy Bautista y Angela Carrasco, regresa para tratar de impactar a las nuevas generaciones como lo hizo cuando se representó en Nueva York y Londres antes de llegar a las pantallas de todo el mundo. Veremos en qué queda la nueva adaptación sobre los últimos siete días en la vida de Jesús desde el punto de vista del discípulo traidor.

La última actuación de Mamma Mía! será el 3 de junio. No sabemos si seguirá los pasos de Cabaret que, tras salir de la cartelera madrileña, está recorriendo España hasta recalar en otoño en el Teatro Apolo de Barcelona, ciudad desde la que partieron propuestas 100% españolas como Mar y cielo y El Mikado, de Dagoll Dagom. No hemos asistido aún al desgaste del público, todo lo contrario: el musical crea afición y quien asiste a la representación de uno, está deseando volver a hacerlo, mucho mejor si es a uno diferente. Por eso devoran los rumores y esperan impacientes las confirmaciones de nuevos estrenos, como los de Grease y Dirty Dancing, y algún recuerdo, como el de La Bella y la bestia.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

Avanzamos... 28 semanas más tarde

Danny Boyle le mandó deberes a Juan Carlos Fresnadillo: idear un argumento original para la secuela de una cinta con estilo definido, a medio camino entre la serie B y el cine con sustancia.

Los avales de nuestro compatriota tenían forma de cortometraje privilegiado por Hollywood (Esposados) y largo bastante peculiar con protagonista omnipresente, Leonardo Sbaraglia, introducido en una espiral de irrealidad (Intacto).

Aceptado el encargo y recibidas las pautas, el cineasta canario que pretende emular a David Lynch se puso a trabajar para mostrar un Londres apocalíptico que en los últimos años había sido referenciado en V de Vendetta, Hijos de los hombres y, por supuesto, 28 días después.

Su ejercicio se inicia seis meses más tarde de un hecho que fue narrado a modo de videoclip, una técnica no exenta de riesgo, por el responsable de Tumba abierta, Trainspotting, La playa y la recién estrenada Sunshine. La actualización de títulos míticos como La noche del cometa (éste sí que entronca con la serie B) y El último hombre vivo sobre la tierra (con Charlton Heston deambulando por calles semidesiertas) se adaptaba a los rigores del audiovisual hecho en el nuevo siglo, aunque con una originalidad argumental discutida.

Había que darle una vuelta de tuerca al germen de la historia: una epidemia diezma la población británica y el que no se ha convertido en un caníbal rabioso, debe correr para salvar su vida. Boyle, que actúa aquí como productor ejecutivo, quería que su continuador sorprendiese sin repetir patrones y el canario apostó por bucear en el plano real del relato a través del género documental.

Para ello se ha rodeados de actores solventes: Robert Carlyle, un habitual de Boyle encabeza el reparto, donde también encontramos a Rose Byrne (Troya, Sunshine), Catherine McCormack, que es como nuestro río Guadiana –soberbia al dejarse cortar el cuello al inicio de Braveheart- y Harold Perrineau, procedente del vuelo Oceanic 815, con escala en la isla de Lost (Perdidos).

Esperamos no sentirnos defraudados por un cineasta que ya ha dado muestras de que va por otros lares, algo alejados del camino de lo estrictamente comercial. Su punto de partida es, por si mismo, sugerente: plantear una nueva sociedad a partir de la reconstrucción y la repoblación, un nuevo país condicionado por un recuerdo demasiado cercano que puede cobrar forma de nuevo. La ciencia ficción y el terror sirven para provocar una reflexión acerca de lo que implica nuestro mundo, rodeado de amenazas creadas por nosotros mismos.

A unas semanas de su estreno en España, empezamos a cuestionarnos: ¿Estaremos ante un nuevo y mareante batiburrillo de rápidos movimientos de cámara montados a ritmo de rock duro? ¿Aprovechará el director el nivel de los actores que le acompañan en su aventura británica y dejará su impronta en una secuela que debe luchar contra su antecesor, amado y odiado por igual? ¿Se sumará Fresnadillo a la larga lista de cineastas alimentados por la industria anglosajona: Del Toro, González Iñárritu, y Cuarón?

Texto escrito por
Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.