Blanca Portillo y Maribel Verdú protagonizan la nueva aventura en la que se embarca la guionista y directora Gracia Querejeta, con sentimientos y seres reales como tripulantes.
Tres mujeres de edades diferentes atraviesan por un momento complicado en su vida. Las tres –entra en juego la casi debutante Lorena Vindel- encarnan la película "más vomitada" de Querejeta, ya que bebe de vivencias personales que, plasmadas sobre el papel, no tienen mucho que ver con el argumento final: una mujer regresa desde Vigo a Madrid; su padre, un jugador de billar profesional, acaba de fallecer y ella tiene que aprender a relacionarse con la viuda de su progenitor.
Vuelve a colaborar en el guión con David Planell y al igual que ocurrió con Héctor, ambientada en el madrileño barrio de Aluche, Siete mesas... supone echar un vistazo al barrio de siempre, el de los billares y los bares. Se hace desde una óptica diferente, la de dos mujeres derrumbadas y completamente opuestas que se unen para poner en pie un negocio en ruinas y conseguir con ello, además de un medio para vivir, un sueño que dé sentido a sus vidas.
En fase de post-producción se encuentra éste, su quinto largometraje, otro relato envuelto en la fatalidad protagonizado por personajes luchadores. Como siempre ocurre con sus títulos, tiene moraleja: "hasta de las situaciones más tremendas se puede salir adelante". Su filmografía tiene un sutil sentido de la acidez, una mirada irónica incluso hacia los dramas más intensos, como Una estación de paso y El último viaje de Robert Rylands, pero la cineasta madrileña define la última como su trabajo con más sentido del humor, "con chispas que equilibran la balanza para que el espectador pueda esbozar una sonrisa".
Conforme avanza nuestra edad suele costarnos más hacer amigos, todo lo contrario de lo que ha ocurrido durante el rodaje de esta película: Portillo, Verdú y Querejeta han establecido una especie de núcleo duro, un trío con afinidad especial y mucha sensibilidad a la hora de contar historias, que al fin y al cabo, es de lo que se trata. Las tres han congeniado y cada una ha afrontado de manera diferente este proyecto que aborda la soledad, la amistad y la posibilidad de abrirse a los demás.
Con esta "obra de arte" Maribel Verdú regresa al cine después de años sin papeles protagonistas. Debe aprovechar el tirón que ha supuesto El laberinto del fauno y las colaboraciones en Las 13 rosas y Oviedo Express. Su elección se debió a que era capaz de conjugar potencia dramática y candidez. Ella aceptó sin pensarlo y ahora, después del rodaje, asegura que se trata del papel más difícil que ha hecho, que nunca se había sentido tan protagonista. En el caso de Blanca Portillo, la actriz todoterreno se encontró con un personaje pensado expresamente para ella, repleto de ironía. Algo asustada por el posible resultado, considera que es lo máximo a lo que puede aspirar un actor y además con un papel de tanto peso.
Jesús Castejón, Enrique Villén, Ramón Barea, Amparo Baró y José Luis García Pérez completan el reparto de esta producción respaldada por Elías Querejeta que se estrenará en septiembre y quién sabe si lo hará en el marco del Festival de San Sebastián, donde destacó Cuando vuelvas a mi lado en el año 2000.
Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.
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