Las férreas relaciones entre el cine y la pintura se hacen más sólidas aún con los estrenos de Modigliani, Los fantasmas de Goya y Klimt.
Excéntricos, autodestructivos, geniales... Los artistas que le dan a la brocha y sus vidas convulsas han dado suficiente material cinematográfico para llenar un estante de títulos destacables.
Todos tenemos en nuestra retina a Kirk Douglas dando vida en 1956 a Vincent Van Gogh en El loco del pelo rojo. Unos años antes, Hollywood se quedó prendido de José Ferrer como Henri Toulouse-Lautrec en Moulin Rouge (la de John Huston de 1952).
Lo cierto es que todo gran pintor ha sido retratado por la cámara, con mayor o menor fidelidad: La joven de la perla indagó en los supuestos líos amorosos de Johannes Vermeer, y Anthony Hopkins se planteó Sobrevivir a Picasso. Salma Hayek fue su compatriota Frida, de apellido Kahlo, en su proyecto más personal, de la misma manera que Ed Harris cogió las riendas de Pollock, la vida de un creador, no sólo interpretando sino también dirigiendo.
Acaba de desembarcar en las carteleras Modigliani, con Andy García indagando en la vida de un competitivo artista en el París de comienzos del siglo XX, años de vanguardias y destrucciones creadoras. Viena era otro de los centros renovadores del arte y lo comprobaremos gracias a Klimt, producción alemana dirigida por Raúl Ruiz y con John Malkovich en la piel del autor de El beso, Las tres edades de la mujer, Dánae y La virgen.
En la línea de Yo disparé a Andy Warhol (Mary Harron) y Basquiat (Julian Schnabel), el valenciano Vicente Monsonís abogó por contextualizar la fuerza creadora en Dripping, un trabajo con Pep Munne como protagonista, donde se ironizaba sobre los intereses creados en torno al mundo de la creación artística.
Experimentos a un lado, no nos dejamos atrás El sol del membrillo donde Víctor Erice recoge el proceso pictórico de Antonio López. Tampoco le perdemos la pista a otro cineasta que pone de manifiesto la relación entre los artistas y el séptimo arte. Carlos Saura, un apasionado de la música y la fotografía, nos presentó a Ernesto Alterio en la piel de Salvador Dalí en Buñuel y la mesa del rey Salomón, y también nos relató las últimas jornadas de vida de Goya en Burdeos, interpretado por Francisco Rabal. Entre las curiosidades destaca la labor de La fura dels baus, que dotó de vida algunos cuadros de la serie Los desastres de la guerra.
El pintor aragonés llega al cine una vez más, interpretado ahora por Stellan Skarsgard (Piratas del Caribe). Gracias a Milos Forman (Amadeus), Javier Bardem, Blanca Portillo y Natalie Portman han podido entrar en un universo pictórico paralelo, poniendo rostro a nuevas versiones de cuadros de Goya.
Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.
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