viernes, abril 20, 2007

X Edición de los Premios Max

La cabra o ¿quién es Silvia?, de José María Pou, y el drama Divinas palabras, del Centro Dramático Nacional, fueron las grandes triunfadoras en una noche dedicada a rescatar a la danza del olvido de los medios.

Con motivo de la entrega de estos premios impulsados por la SGAE, el Palacio Euskalduna de Bilbao 'danzó' bajo la coreografía orquestada por la catalana Sol Picó y se rindió ante Pou: mejor director de escena por La cabra... –por encima de Lluís Pasqual, por Hamlet, y Joaquín Solanas, por Antígona tiene un plan-, y los premios al mejor espectáculo, mejor adaptación teatral y mejor empresario, junto al Teatro Romea.

El actor y director catalán reivindicó la absoluta locura que envuelve al oficio y se despidió con el deseo de que 'sigamos todos estando como una cabra'. Lo cierto es que tuvo muchas oportunidades de dedicar palabras: los galardones confirman la buena relación que mantiene con la profesión, las instituciones (en octubre le reconocieron con el Premio Nacional de Teatro) y el público, después de una larga gira por España y el desembarco en Madrid, sin fecha de salida. No pudo hacer el pleno al quinteto de opciones a premio y vio como el de mejor actor recayó en manos de Eduard Fernández, por dar vida al príncipe de Dinamarca más shakesperiano.

El de mejor actriz fue para Laia Marull. De regresó al cine, cautivó a todos los que la vieron en el montaje Nina. Allí estuvo dirigida por Salvador García Ruiz, uno de los directores que más partido han sacado de ella en imágenes (Mensaka, Las voces de la noche), y ahora también sobre las tablas. El drama Divinas palabras, basado en la obra homónima de Valle Inclán, no destacaba en las quinielas pero consiguió tres de los cuatros premios a los que optaba: mejor actriz de reparto, para Julieta Serrano, mejor iluminación y mejor escenografía.

Los integrantes de los montajes Antígona tiene un plan –premiada con el Max al mejor espectáculo de teatro musical- y Peer Gynt sumaron su decepción general a las de otros en el terreno de la danza: Marta Carrasco, con J'arrive, se quedó sin ninguno de los cinco galardones a que optaba, mientras 13 rosas, de Arrieritos, se alzaba como el mejor espectáculo de danza del año 2006. La catalana Lluisa Cunillé recogió el Max al mejor autor teatral en castellano por barcelona,, texto que ha llevado al cine Ventura Pons.

En una noche de nervios, como todas en las que se reparten pasteles, sólo algunos asistieron con la seguridad de que iban a salir con manzana en mano: el bailarín argentino Julio Bocca, galardonado con el premio hispanoamericano, el escritor y dramaturgo, Fernando Arrabal, premio de honor, el director de escena Vicente León, premio de la crítica y la sala bilbaína de artes escénicas La Fundición, premio de nuevas tendencias.

Y como en toda gala que se precie, el tono reivindicativo se respiraba en el ambiente, o mejor dicho, en la puerta, ya que un grupo de intérpretes se congregaron ante la entrada de invitados para denunciar la situación de dejadez a la que, consideran, les somete las instituciones culturales del País Vasco.

Texto escrito por
Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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