sábado, abril 14, 2007

Los que triunfan fuera

Calixto Bieito es nuestro referente fuera de España, pero no es el único: las coreógrafas Sara Baras y Aída Gómez y el dramaturgo Juan Carlos Rubio también exportan nuestra cultura.

Abonado al Festival de Edimburgo, Bieito estrena muchos de sus montajes en tierras escocesas. Hasta allí ha llevado a Fernando de Rojas (La Celestina) y a Valle-Inclán (y sus Comedias bárbaras), sin olvidar el Hamlet que le confirmó en 2003 como el "más esperado de los directores invitados". El pasado verano dejó a más de uno boquiabierto con la versión teatral de la novela Plataforma, de Houllebecq, obra por la que Juan Echanove ganó el premio Herald Archangel de la Crítica al mejor intérprete, quizás el más prestigiosos de la escena internacional.


No es habitual que los españoles se alcen con galardones más allá de nuestras fronteras. Sí es usual que el teatro de marca ibérica suela programarse dentro de festivales y certámenes, muchos de ellos auspiciados por las diferentes sedes del Instituto Cervantes y los centros de la Agencia Española de Cooperación Internacional. Gracias a ellos es posible convertir Bombay en escenario de La casa de Bernarda Alba, levantar un tablao flamenco en el City Center de Nueva York o representar a Calderón de la Barca en inglés con Life is a dream en la Gran Manzana.

Rafael Amargo, Carmen Linares, Joaquín Cortés… son algunos de los que llevan el arte como único equipaje. La última en pisar otro escenario, el Town Hall de la Gran Manzana, ha sido Estrella Morente. Reconoce que llegar hasta allí "es un viaje largo, pero vale la pena al comprobar como la escena y la música española "no saben de idiomas, ni de razas ni de colores". Es algo en lo que coinciden dos de nuestras coreógrafas más reputadas, Aída Álvarez y Sara Baras, que han hecho sonar su zapateado en lugares tan diferentes como Japón, Eslovenia y Chile.

Volviendo al teatro, el que tiene menos apoyo de las instituciones públicas, también realiza sus escapadas. La compañía L'Om-Imprebís recorrió América con Quijote, su homenaje particular a la obra de Cervantes, que inició su andadura dos años antes de las celebraciones oficiales por el IV centenario de su publicación.

Con un ideario escénico parecido al de estos valencianos, los de Teatro Meridional abogan por la mezcolanza en sus filas: portugueses y españoles unen esfuerzos para acercar piezas como Clown Dei a espectadores que no necesitan saber idiomas para recibir su peculiar sentido del humor sin palabras, compartido por los integrantes de Yllana, que lo mismo representan 666 en Israel, que ¡Muuu! en Turquía.

En el terreno más alternativo, mención especial merecen el texto de Las heridas del viento, de Juan Carlos Rubio y Zanahorias, de Antonio Zancada. La primera se estrenó hace dos años en Miami para representarse después en Nueva York, donde la Asociación de Críticos del Espectáculo (ACE, compuesta por críticos hispanos de Nueva York) le hizo merecedor de cinco candidaturas a sus premios anuales. La segunda recibió cinco premios de la ACE tras conseguir mantenerse en el corazón de Broadway, en el teatro The Duke, durante 23 funciones realizadas en inglés y en español.

No podemos dejar a un lado las artes circenses: son muchos los españoles que deben emigrar hacia otras tierras para poder desarrollar sus carreras. Es el caso de Manuel Álvarez, considerado como uno de los mejores malabaristas del mundo y, por si queda duda de su valía, acreedor de Premio Nacional de Circo 2004. Llevaba más de dos décadas sin actuar aquí debido a la crisis y al desamparo de un oficio que combina espectáculo y arte. Él, como el resto de los artistas viajeros, seguirá asombrando y provocando carcajadas en los cinco continentes, pero por ahora hace escala en Madrid, en Charivari, el primer montaje programado en el nuevo Teatro Circo Price.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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