domingo, diciembre 17, 2006

Avanzamos... "María Antonieta"

La polémica está servida: los críticos se preparan para merendarse a Sofia Coppola y sólo ustedes pueden salvarla de la guillotina. Eso si les convence su cuarto largometraje.

Después de experimentar junto a su padre y Woody Allen en Historias de la ciudad, darse a conocer con Las vírgenes suicidas (1999) y demostrar su solvencia como realizadora en Lost in traslation (2003), la neoyorquina con cine en las venas pone su mirada en la aristocracia francesa del siglo XVIII.

Caprichosa, irreverente, pomposa y heterodoxa. Hablamos desde luego de la sociedad de la época, no de la hija de Francis, aunque también podríamos dedicar unos cuantos párrafos a esta niña de papá cineasta que atesora una amplia cultura cinematográfica. La escritora, productora, actriz y cineasta -completita nos ha salido- se permite el lujo de deconstruir y modernizar a su antojo episodios históricos que podrían pasar por ñoños según quien los adapte en imágenes.

Coppola se fue enamorando de un símbolo de la decadencia real, cuya cabeza acabó rodando por culpa de un invento atroz –hubiera sido ajusticiada de igual manera-. María Antonieta fue una sola, pero son muchos los que se han acercado a ella, como Antonia Fraser, autora del libro de cabecera de los participantes en esta producción durante el rodaje en el Palacio de Versalles y otras fastuosas localizaciones. Fraser dio algunas pinceladas acerca de la vida de esta joven princesa austriaca que se convirtió, de manos de Luis XVI, en reina de Francia a los 19 años.

El rostro más conocido de la cinta es Kirsten Dunst. Con ella trabajó Coppola el poema visual que narra, sin dar respuestas, la muerte deliberada de varías hermanas. La protagonista de Spider-Man, Elizabethtown, Olvídate de mí y Entrevista con el vampiro ha crecido –tiene 24 años-, es más famosa y sigue teniendo las ideas igual de claras que al principio: allá donde hay un proyecto sustancioso, allá que se tira de cabeza. Y éste, a fuerza de ser controvertido, es sobre todo original.

La libertad creativa bajo la que se desarrolló el rodaje de María Antonieta no ha gustado a los críticos y tampoco al jurado del pasado Festival de Cannes: dicen de esta película que es surrealista, insolente y desvergonzada, y no sólo por hecho de que suenen New Order, Air, Cure y The Strokes donde sólo, y siempre según los puristas, deberían emanar los efluvios de Vivaldi, Rameau y Couperin.

Ahijada de los ‘tontos del cool’, nos negamos a pensar que el lado cultureta y estetizante, la afrenta de reinterpretar la Corte de Versalles a ritmo de vídeo-clip, pueda manchar aún más una adaptación calificada por muchos como frívola y acusada de escaso rigor histórico. Esperemos a su estreno antes de dejarnos llevar por comentarios maldicientes, aunque no nos vamos sin lanzar una pregunta: ¿desde cuando el cine debe ser considerado exclusivamente como una clase de Historia?

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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