viernes, diciembre 01, 2006

Antonio Banderas, rehace el camino


72 películas como intérprete y 7 años después de mostrar sus dotes como cineasta en Locos en Alabama, el artista nos enseña a su manera la ciudad y la época donde modeló la materia de sus sueños.

Como el que vuelve a su casa a buscar un objeto del pasado, José Antonio Domínguez regresa a la Málaga que abandonó el 3 de agosto de 1978 montado en un tren, nada de dinero y mucha ilusión. Aquellas 15.000 pesetas que llevaba se han transformado en 7,5 millones de euros, los que ha costado El camino de los ingleses. No los ha invertido él, sólo parte a través de su productora Green Moon, con la que quiere respaldar a jóvenes para que puedan crear algo en su ambiente, sin tener que poner tierra de por medio.vida. Y lejos de la visión amable que proporciona su carisma, nos hace un nudo en el estomago, sin apelar a la lágrima fácil pero sí a la inteligencia y la opción de reponerse a la incertidumbre, al dolor.

Más reflexivo, quizás por sus 46 años, el hijo de la maestra y el policía recuerda hasta qué punto una sustitución y un aplauso en el Teatro María Guerrero le hizo creer en sus posibilidades como actor. Eran los 80: una primera película, Pestañas postizas, Almodóvar (de Laberinto de pasiones a Átame), charlas y noches sin dormir, los primeros pasos de puntillas en Los Ángeles... Lo fue saboreando todo al venir de un ambiente en el que la falta de oportunidades se cubría con esperanzas y anhelos.

En el terreno de la interpretación hace tiempo que dejó de ser el que se ponía a la sombra de Tom Hanks y Madonna. Es el actor comercial de Spy kids y El Zorro, pero también el respetado por el musical Nine. Broadway, el teatro... A sus tablas volverá a subirse, le debe mucho al teatro.

Irradia magnetismo. Quienes han trabajado con él destacan que todos hacía participe de su película, dando verdadero sentido a la idea de que el cine es un trabajo en equipo. Contagia pasión cuando habla de su idea del cine y le reconocen su función como coordinador de talentos que pretendía desprenderse de todo lo que pueda contaminar el proceso creativo. Asegura que es más fácil para un actor ser dirigido por otro: sólo ellos saben como muchos cineastas les han metido en pozos de los que no han podido salir.

Puede que coincida de nuevo con Almodóvar, siga siendo el gato con botas de Shrek, haga Memorias de Adriano y dirija Málaga en llamas, sobre la guerra civil y con Melanie Griffith como protagonista. Antes le gustaría reflexionar en Boabdil acerca de la polarización entre Oriente y Occidente. Luc Besson podría echarle una mano en ese viaje hasta la Granada de 1492, el choque de culturas y lenguas, el árabe y el castellano.

Estos días le vemos entregado a su película, ‘de largo recorrido, que se saboreará con el paso de los años’, como los buenos vinos. No hace falta irse tan lejos: muchos sabrán apreciar cómo ha transformado la melancolía en energía a la hora de rodar una historia no narrada sino evocada. Dice que la memoria fracciona los recuerdos en detalles y destaca uno de hace 15 años: se presentó a la prueba para Los reyes del mambo sabiendo sólo decir en ingles ‘I can do that’. Ahora lo dice en castellano: yo puedo hacerlo. Y es verdad, se atreve con todo.


Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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