jueves, febrero 01, 2007

Lo que no nos contaron de los XXI Goya

Lo que no nos contaron: algunos veían asegurado su trozo de tarta, Almodóvar mosqueó a muchos y se entregó el primer Goya falso. Todo en una gala que, aseguran, costó 600.000 euros.

En un año de excelente cosecha, el debutante (y reconocido) Daniel Sánchez-Arévalo se vanagloriaba de ‘colar’ AzulOscuroCasiNegro entre las grandes: Volver, Salvador, Alatriste, El laberinto del fauno...

100 millones de nuestras antiguas pesetas –buena parte fueron a la productora El Terrat- ha costado la gala más ágil de 21 años de premios; 3.280.000 espectadores de media la siguieron por TVE; ya son 2, Carmen Maura y Verónica Forqué, las actrices con más galardones (4); y por primera vez 3 estamentos –público, crítica y profesionales- coinciden a encumbrar las mejores cintas del año.

No hubo discursos victimistas y el ‘ganador’ del Goya a la Mejor Edición Musical murió asesinado por pasar de los 30 segundos ante el atril. La crónica negra la protagonizó Almodóvar, que no fue acusando cansancio, aunque si anunció sus compromisos en Londres, es decir, con los Bafta y los premios de la crítica británica. Además de ausencias reales, hubo despistes sonados, como el hecho de que el presentador, José Corbacho, aprovechase cada no-concesión de un premio importante para enaltecer Salvador por encima de sus ‘rivales’.

Los más duchos con las cuentas nos avisan de que un Goya no es garantía de papeles millonarios y a veces ni de futuros trabajos; los más documentados recuerdan que nuestro cineasta más internacional no acude si es candidato a premio desde que en 1999 lo logró con Todo sobre mi madre y le cantó al príncipe Felipe. Expertos en marketing nos aclaran que la edición de este año servia de aval a Pe –entre los 5 premios de Volver- y a El laberinto... –7 bustos- ante los académicos de Hollywood, pero estos no suelen estar pendientes de nuestra cita con el glamour.

Empezamos a pensar que en las galas todo está orquestado para que ganen unos pocos y todos los demás participen como figurantes. Eso es lo que debieron pensar los aspirantes por Alatriste y Salvador, y los actores candidatos a los premios que se llevaron Cruz y Juan Diego. Desde luego hubo algo más de emoción que hace dos ediciones cuando Mar adentro barrió con todos los premios. A lo mejor no tiene mérito decir que Silvia Abascal (La dama boba) y Marta Etura (Azul...) se iban a ir de vacío. Tampoco era la primera vez: a las dos se les han escapado ya tres premios. Siguen la estela de Maribel Verdú, que ha acariciado el premio en 4 ocasiones y estuvo muy cerca con La buena estrella.

Un Goya no siempre da trabajo y ellas lo corroboran: además existe una leyenda negra que se ceba sobre todo con los ‘revelados’: veremos qué ocurre con la niña Ivana Baquero (El laberinto...) porque Andoni Erburu (Secretos del corazón) se alejó de las cámaras, al igual que las jóvenes Ruth Gabriel (Días contados) y Marieta Orozco (Barrio), entregadas a las tablas. También el checo Miroslav Taborsky (La niña de tus ojos) está olvidado por nuestra industria y no busque en los repartos a Micaela Nevárez (Princesas) y Jesús Carroza (7 vírgenes), ganadores del año pasado, porque no les encontrará. No ocurre con todos, sobre todo con los que ya llevaban cierto tiempo en la brecha como profesionales, caso de Ana Fernández (Solas, 1999), Laia Marull (Fugitivas, 2000), Leonardo Sbaraglia (Intacto, 2001), Paz Vega (Lucía y el sexo, 2001) y el reciente premiado Quim Gutiérrez (Azul..., Sin ti) en unos Goya que propician amores y desencuentros.

Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.

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